jueves, 21 de febrero de 2013

ANIMO PADRES


Podríamos comparar la tarea educativa con una larga excursión. Supongamos un paraje montañoso, todo él lleno de frondosos árboles, queremos llegar al pico, que se alza imponente; allí la vista será sobrecogedora, los lagos, la nieve, el inmenso cielo azul… Empezamos a subir, paso a paso; el sendero es estrecho, pedregoso… hay que mirar bien donde se ponen los pies, pues las piedras hacen resbalar. A veces hay posibilidad de caerse. Conforme subimos nos vamos cansando, nos duelen los pies, hace más bien frío….acusamos ya el peso de la mochila. Empiezan las quejas. La excursión se nos torna costosa, es muy cansado estar siempre mirando el suelo para no tropezar, y el suelo, la verdad, no es muy atrayente. En esos momentos es necesario parar y elevar la mirada a la cima. ¡Sí! Es imponente, allí se alza, majestuosa…parece que me llama, parece que me invita a superar el cansancio, a relativizar el esfuerzo…; parece que me grita sin palabras: ¡Conquístame! ¡Animo, debes alcanzarme, para eso estoy! ¿De que me sirve ser si nadie me alcanza? Desde aquí todo lo verás más bello… ¡Merece la pena!

Así puede ocurrirnos a nosotros. Al nacer nuestro primer hijo, un instinto poderoso despierta en nosotros, lo sentimos; deseamos ser unos padres dignos de este nombre, deseamos ofrecer a ese hijo que nace, lo mejor; deseamos que llegue a ser una persona feliz, que llegue a realizarse al máximo, conscientes de que eso va a suponernos grandes sacrificios. Estamos dispuestos y esta idea nos hace felices. Pero…pasa el tiempo, pasamos malas noches, los lloros imparables martillean la cabeza… el aburrimiento de dar de comer al que no quiere abrir la boca…de tanto en tanto, enferman….y cuando crecen… empiezan los ¡¡NO!!A veces son poco respetuosos, poco obedientes, no escuchan… exigen, contestaciones insultantes, no les gusta trabajar ni hacer los deberes… no agradecen… o sino, son poco aceptados entre los compañeros y esto nos duele profundamente…en fin ¿qué os vamos a decir? Esto acaba minando nuestros ánimos. Ya estamos mirando el suelo; no vemos más que piedras y piedras… todas igual de feas y aburridas. ¿Para qué continuar esta excursión? Es necesario volver a mirar la cima, la meta… ¡Sí! Nuestros hijos nos necesitan, han de llegar a ser personas muy completas. No sólo esto, sino personas solución, flechadas hacia lo mejor ¡ES POSIBLE! ¡Es tremendamente necesario! El mundo necesita esta aportación, es más, ¡el mundo se nos hunde sin esta aportación!

Esta mirada a lo lejos, nos hace elevar la vista sobre la rutina, el cansancio y la desidia diarias. ¡¡ANIMO PADRES!! No cedamos a la tentación de no educar, no nos rindamos ante sus numerosos y frecuentes problemas. Buscad ayuda, orientación… es vital. Para eso os escribimos y nos ofrecemos.
Ver en cada hijo un tesoro por descubrir, una persona que tiene mucho que aportar. De nuestra labor educativa depende su felicidad, también la nuestra, la felicidad de la sociedad y el mundo del mañana. No podemos rendirnos, no podemos abandonar. Estamos construyendo historia, estamos construyendo humanidad.

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